sábado, 7 de enero de 2017

El Diablo Llegó a La Habana





El señor Rafael Andreu, que había tenido su mediocre negocio de animación: RAMM, y por entonces mi amigo, me llamó para decirme que el canta-autor, Willy Chirino, le había dado su nueva canción, "El Diablo Llegó a La Habana", para, con ella, hacer un dibujo animado musical. Andreu me ofrecia que yo hiciera la animación. Conociendo yo, por experiencia, la mediocridad de Andreu, le respondí que si, pero con la condición que no metiera la mano en la realización, porque si lo hacía "la cagaba" ( así mismo le dije ). Andreu me aseguró que no había problemas, yo estaba a cargo de todo el trabajo creativo.
Hice el storyboard y los diseños de los personajes. Fuimos a ver a Chirino. Vió el guión, los diseños, y los aprobó.
Le dije a Andreu que teníamos que hacer un contrato. Y me respondió que no era necesario, que Chirino era un "hombre de palabra".
Chirino se comprometió en pagar el 50% del costo de la producción, y Andreu me aseguró que ya tenía acordado con compañias comerciales el resto del dinero. Andreu me aseguró que yo recibiría el 50% de mi pago al terminar el trabajo, y lo restante un mes después. Yo no tengo problemas económicos, por tanto, me pude dar el lujo de hacer el trabajo bajo esas condiciones.
Durante 3 meses , hice la medición de sonido, el timing de la animación, los diseños y dibujos fundamentales de la animación, seleción de colores, y dirección.
A mediados del trabajo, comencé a notar cosas raras, de mal gusto, que no eran las que yo había hecho, y Andreu diciéndome que eran cosas de Adrián Vega, que estaba a cargo del trabajo de composición, Descubrí que era Andreu metiendo la mano, cambiando cosas que yo había hecho. Exigí a Andreu que tenía que respetar mi trabajo, y amenacé con parar la obra y llevármelo todo. Andreu me dijo que era un mal entendido y me aseguró que no había problemas.
Cuando ya estaba terminada la mitad del video, Andreu hizo un DVD para mostrar a Chirino y otros interesados. Para mi sorpresa, en los créditos se había puesto como director.Exigí respeto a mi trabajo, y le aclaré con énfasis: - ¡El director soy yo, Hernán Henríquez! - Y él me dijo que no había problemas.
Se terminó el trabajo, se preparó la premier en el teatro Tower, de Miami.
Andreu me dijo que el dinero que Chirino había pagado se había agotado, en los pagos que hizo a los otros que trabajaron en la obra, unas 5 personas más, y en unos equipos que compró: Yo quedaba en turno, esperando para cobrar mi dinero.
Una periodista del periódico, "El Nuevo Herald", me buscaba para una entrevista, pero no me encontraba. Andreu me llama y dice que él la atendió. Al día siguiente veo el artículo publicado a media página. Lo leo, y quedo sorprendido: Andreu aparece como director, y yo, como alguien que hizo un buen trabajo junto a él. Eso me provoca una gran indignación. Entonces, me entero que las invitaciones, que ya estaban impresas y enviadas, también dicen que Andreu es el director. Lo llamo, y se excusa, me dice que todo se debe a errores, que la periodista y la imprenta se confundieron. Pero ya es "hecho consumado", una canallada de Andreu: se cree que, porque diga que él ha sido el director, va a obtener alguna ganancia en ello. Este sujeto, en su arrogante mediocridad, no tiene talento para hacer algo que tenga un mínimo de calidad.
Antes de la premier, hablo con Chirino, para informarle de lo ocurrido, y me dijo él había hecho contrato con Andreu y había pagado completamente lo acordado. O sea; Andreu me engañó intencionalmente.Le reclamé con duras palabras. No sólo no me pagó mi dinero, además, quizo robar mi creatividad para adjudicarla a su currículum.
El que no me pagara el dinero acordado, ya en si creó un problema, pero lo que me resultó completamente inaceptable fue la falta de ética de este sujeto.

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